Monday, July 24, 2006






Algunas reflexiones sobre el renacimiento y la vida artística en los palacios. Que pueden servir para Chile y su momento político y económico.


Se dice, o más bien se afirma, con algún grado de convencimiento pseudo-científico que la mayoría de las damas empingorotadas del renacimiento se divertían en los salones en extensas jornadas de magia negra y hechicería.
Resulta cómico y hasta reconfortante pensar que en medio de la algarabía de la abundancia y ese tono blanco algo demoníaco de la abundancia siendo equilibrado por la oscuridad del contacto con los espíritus chocarreros. Me es absolutamente grato imaginar que la vida de por los menos la nobleza (el vulgo déjemelos a un lado por que la pobreza insensata no merece ningún juicio) en aquellos salones transitaba a veces lánguidamente entre la contemplación y la fetidez el hecho artístico y el contrato con el mal, nombrado por el espiritismo y la santería. El arte por lo menos en esta amorfa expresión cortesana es una forma de conjuro, lo que viene después en la nocturna intimidad de los cuartos más apartados de palacio es su continuación una especie de piedad contemplativa que incluía el arte y el sortilegio. Pues bien se puede notar, si se es observador y algo paranoico, esta conciencia de densidades emotivas en los primeros cuadros de Goya. No son absolutamente diabólicos los ojos de los niños, señoras y caballeros retratados en actitudes juguetonas y en algunos casos lascivas tomados en una ronda o simplemente subiendo y bajando en un columpio aferrado a la corteza de un roble. Esto que acabo de mencionar no es reprobable ni muchos menos pecaminoso el conjuro de Goya extrae delicadamente de la nobleza y su jugueteo este equilibro entre el bien y el mal alcanzado en medio de la vida de palacio. Colocando en medio de esta La abundancia el refinamiento y la contemplación artística –acaso parte fundamental de esta ecuación- este homo nobilis esta en armonía con las fuerzas que le rodean ahíto y satisfecho sobre el jardín. Acaso dormido y rubicundo como una enorme norteamericano tendido sobre una playa del caribe.
Entonces, el palacio ardió por los cuatro costados.

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